Inercia térmica es la propiedad que indica la cantidad de calor que puede conservar un cuerpo y la velocidad con que la cede o absorbe del entorno. Depende de la masa, del calor específico de sus materiales y del coeficiente de conductividad térmica de éstos. Esta propiedad se utiliza en construcción para conservar la temperatura del interior de los locales habitables más estable a lo largo del día.
Generalmente se consigue mediante muros de gran masa. En zonas de gran amplitud termica (diferencia entre la temperatura del dia y la noche) es fundamental disponer de inercia. En climas duros (como los de paises nordicos en europa) donde no disponen de amplitud termica, pasa a ser una propiedad secundaria en los materiales. Por eso, cuanto mas al sur de europa las paredes son tradicionalmente mas gruesas y pesadas. Desde los 70/80cm de los caserios vascos y llegando hasta superar el metro de espesor en los cortijos del sur de España.
Durante el día, absorben el calor del aire de ventilación refrescando el ambiente y por la noche se vuelven a enfriar desprendiendo el calor con una ventilación adecuada. Asi estaran preparados para el día siguiente. Un adecuado uso de esta propiedad puede evitar el uso de artificiales sistemas de climatización interior.
Los programas informáticos de cálculo energético dan como resultado una diferencia de un 3% en la eficiencia energética en invierno de un mismo edificio. Eso se puede trasladar a la factura que mes a mes pagamos para calentar nuestra casa, viendo así la diferencia.
Con una vivienda dotada con elementos de inercia térmica alta puedes ahorrar un 3% en la factura de la calefacción, pero el ahorro mas importante se da en verano evitando incluso el uso del aire acondicionado