Dolores de cabeza, irritabilidad, disminución de la actividad sexual, todo ello puede tener su origen en la cantidad y calidad de iones que tenga el aire que nos rodea. Los seres humanos, al igual que todos los seres vivos, estamos bajo la influencia de la electricidad atmosférica, y sobre todo de los iones, unas moléculas invisibles pero de las que parece depender nuestra resistencia física y estado de ánimo. La carga eléctrica causa un incremento de agresidad electroquímica de los poluentes presentes en la atmósfera interior del edificio, formaldehido, fenoles, etc, a lo que se suma además la polución atmosférica procedente del exterior.
El aire, como toda materia, está formada por un conjunto de moléculas individuales. Cada una de estas moléculas, contiene pequeñas partículas de cargas positivas (protones) y cargas negativas (electrones). Cuando la cantidad de cargas positivas es igual a la cantidad de cargas negativas, tenemos una partícula con carga eléctrica nula, ya que los electrones y los protones se cancelan mutuamente.
Unos estudios realizados a principios de siglo demostraron que cuando el aire tiene una carga eléctrica excesivamente positiva (predominan las partículas con carga positiva sobre las de carga negativa) produce efectos perturbadores sobre nuestra la salud, en cambio, cuando predominan las cargas negativas, se favorece la relajación, y el buen funcionamiento de nuestro organismo. La experimentación con plantas y animales en una atmósfera sin electricidad estática demostraron que la electricidad estática es necesaria para la vida, ya que las plantas no se desarrollaban y algunos animales murieron al cabo de poco tiempo. El doctor Félix Gad Sulman, jefe del Departamento de Farmacología Aplicada de la Universidad Hebrea de Jerusalen, dijo:" Aunque el exceso de iones positivos en el aire afecta a todas las personas, hay una cuarta parte de la humanidad que es extraordinariamente sensible a su influencia; afectando sobre todo a los sistemas respiratorio, nervioso y hormonal". El doctor Albert Krueger, patólogo y bacteriólogo de la Universidad de Berkeley, California, después de investigar con plantas y animales, llegó a la conclusión de que los iones positivos afectan a la química de todos los organismos vivos, y que los iones negativos tienen los mismos efectos tranquilizadores y de reducción de la serotonina pero sin las consecuencias perjudiciales de los tranquilizantes químicos.
Respirar aire cargado positivamente (con predominio de las cargas positivas) puede producir dolores de cabeza, depresión, irritabilidad, letargo, insomnio, migraña, malestar general, y enfermedades respiratorias.
Las partículas de aire cargadas negativamente (con predominio de iones negativos) produce los siguientes efectos: Despeja la mente. Facilita la relajación. Mejoras en enfermedades respiratorias. Aumenta la capacidad de reacción visual. Disminución de lípidos y colesterol. Disminuye la agresividad y la ansiedad. Regula la tensión arterial. Efectos analgésicos. Reducción de las alergias. Rejuvenecimiento físico y mental. Recuperación de la memoria. Mejora del aparato digestivo. Limpia el aire de bacterias, humo, polen y polvo. etc.
Efectos según la cantidad de iones negativos (por c.c.):
• 0-100 Dificultad de concentración, crecimiento de virus y gérmenes.
• 500-1000 Aire normal en un edificio con las ventanas abiertas cuando la contaminación es baja.
• 1000-5000 Aire fresco del campo, nivel mínimo que debería tener una vivienda, dormitorio o lugar de trabajo.
• 5000 Aire excepcionalmente fresco y limpio.
• >50000 Aire puro, muy estimulante y relajante, los gérmenes no pueden vivir en este ambiente.
Concentración de iones negativos (por c.c.) en distintos emplazamientos:
• 0-250 Edificios de oficinas cerrados herméticamente con aire acondicionado y calefacción central.
• 250-500 Ambiente interior normal.
• 250-750 Ambiente urbano en una ciudad industrial.
• 1000-5000 Ambiente de montaña.
• 2500-10000 Olas del océano.
• 25000-100000 Cascadas.
Las patologías por iones son frecuentes en el clima artificial de muchas oficinas, hoteles y hospitales, construidos con metales y materiales sintéticos. La presencia de fotocopiadoras, ordenadores y múltiples equipos electromagnéticos, con circuitos de alta tensión, producen, entre otros efectos bioeléctricos, una sobrecarga de iones positivos nociva. Las medidas de protección se inician en el diseño del proyecto, incluyendo una adecuada renovación del aire, la toma de tierra cero, la instalación con calidad bioeléctrica, el uso de materiales biológicos, como corcho, madera o los textiles naturales mejorando el confort microambiental.