El PVC (policloruro de vinilo) está compuesto por cloro (derivado de la sal común) en un 57 % y etileno (derivado del petróleo) en un 43%. Este compuesto se denomina dicloro etano, que a altas temperaturas se convierte en gas cloruro de vinilo (CVM). Luego, por medio de una reacción química conocida como polimerización, el CVM se convierte en un
polvo blanco, fino y químicamente inerte: la resina de PVC. Entre todos los plásticos, su densidad es la mayor: 1,330g/cm3. Su poder calórico es reducido y es muy resistente al ataque de ácidos y bases, pero es inestable al calor y las radiaciones ultravioletas, por lo que necesita aditivos.
Este primer compuesto, dicloro etano, DCE, ya es sumamente peligroso:
• cancerígeno, induce defectos de nacimiento, daños en los riñones y otros órganos, hemorragias internas y trombos.
• altamente inflamable, puede explotar produciendo cloruro de hidrógeno y fosgeno (dos de los gases que pueden causar accidentes como el de Bhopal). Luego, a partir del DCE se genera el gas extremadamente tóxico cloruro de vinilo (VCM):
• carcinógeno humano probado (International Agency Research of Cancer de Lyon; Centro de Análisis y Programas Sanitarios de Barcelona). Causa angiosarcoma hepático.
• explosivo
Esta resina plástica de consumo generalizado obtenido por la poliadición del cloruro de vinilo (MVC) se utiliza en la fabricación de tuberías, recubrimientos de cables y paredes, suelas de zapatos y envases, simil cuero, juguetes y en distintos materiales usados en la industria de la construcción.
El plástico PVC incorpora en su composición el 57 % de cloro. De allí que su fabricación y eliminación sean tan contaminantes ya que forman y emiten al medio ambiente, sustancias organocloradas tóxicas, persistentes y bioacumulativas, entre ellas cloruro de vinilo, hexaclorobenceno, PCBs, dioxinas y otras muchas sustancias organocloradas que integran el grupo de los COPs, Compuestos Orgánicos Persistentes. Estos compuestos abarcan una gran cantidad de sustancias químicas producidas por el hombre; representan una extensa lista, no obstante la mayoría tienen en común dos elementos en su composición, cloro y carbono y se los conoce con el nombre de organoclorados.
Algunos de estos productos han sido trágicamente populares como el DDT. No todas estas sustancias son creadas intencionalmente en la industria, algunas de ellas aparecen como subproductos no deseados, como las peligrosas dioxinas y los furanos.
Por otra parte la fabricación del PVC requiere mucha energía, necesaria para separar el cloro del sodio, al que se encuentra fuerte y establemente unido formando sal común.
Un producto de PVC puede contener hasta un 60% de aditivos, los que le otorgan las propiedades requeridas, estabilidad, plasticidad o rigidez, color, etc., lo que convierte al producto en un compuesto de químicos, generalmente tóxico.
Las mangueras y tuberías flexibles, tapicerías, baldosas para pisos o papeles pintados de vinilo, semicueros, cintas aislantes, películas para empaque, abrigos, impermeables, manteles, cortinas para baño, láminas autoadhesivas, guantes, recubrimiento de cables, etc. son productos de PVC blandos, para ello se le agregan plastificantes. Las sustancias que se utilizan como plastificantes del vinilo son los ftalatos, compuestos que han resultado cancerígenos en animales de laboratorio y que además son estrogénicos, lo que significa que pueden alterar el sistema hormonal. Estos compuestos luego se liberan de los productos de PVC blando.
El más importante y utilizado plastificante (fosfitos y ftalatos) es el Di-2-etilhexilftalato o DEHF. Se fabrican 3 a 4 millones de toneladas por año y la mayoría es utilizada como aditivo para el PVC. Se encuentra extendido por todo el medio ambiente (peces del Océano Atlántico, huevos de aves, mamíferos marinos, plantaciones de maíz, etc.). Es un sospechoso carcinógeno humano
Para la obtención de PVC rígido son utilizados como aditivos metales pesados tóxicos, como el plomo y el cadmio. Con él se construyen ventanas, perfiles para ventanas, persianas y revestimientos, tuberías de presión y codos, botellas para aceite y agua mineral, juguetes y otras aplicaciones.
A continuación se enumeran los riesgos para la salud, derivados de los metales pesados:
• Arsénico (As): Bronquitis; cáncer de esófago, laringe, pulmón y vejiga; hepatotoxicidad; enfermedades vasculares
• Berilio (Be): Irritación de las membranas mucosas y de la piel; cáncer de pulmón
• Cadmio (Cd): Bronquitis, enfisema; nefrotoxicidad; infertilidad; cáncer de próstata; alteraciones neurológicas; hipertensión; enfermedades vasculares
• Cromo (Cr): Nefrotoxicidad; hepatotoxicidad; cáncer de pulmón
• Mercurio (Hg): Alteraciones neurológicas; afecciones del sistema respiratorio
• Plomo (Pb): Alteraciones neurológicas (disminución del coeficiente intelectual infantil); nefrotoxicidad; anemia; cáncer de riñón.
* El plástico clorado PVC (policloruro de vinilo) ocasiona graves riesgos al medio ambiente y a la salud pública, durante todo su ciclo de vida. Los principales están asociados con la generación y emisión de dioxinas durante el proceso de fabricación del cloruro de vinilo y la incineración de productos de PVC, y la migración de los aditivos, como es el caso de los plastificantes que necesariamente contienen los productos de este plástico blando. Por todo ello, el PVC puede denominarse "veneno medioambiental". (Sentencia dictada por el Tribunal Superior de Viena, Austria el 31/03/1994).
La Construcción con PVC
El uso del PVC en elementos constructivos está muy extendido, como se ha visto en párrafos anteriores, ventanas, perfiles para ventanas, persianas y revestimientos, recubrimiento de cables, baldosas de pisos, papeles pintados de vinilo, tuberías, cajas de distribución, enchufes, láminas para impermeabilización (techos, suelos), etc., en general, todos los productos flexibles liberan los compuestos tóxicos durante su vida útil; de igual forma son sumamente peligrosos, sobre todo para los niños, aquellos productos rígidos, como ventanas, que contienen en su composición plomo y cadmio.
Los residuos de materiales de construcción de PVC se depositan en los vertederos de residuos sólidos urbanos o incineradores; en los primeros, los aditivos de estos materiales se liberan, contaminando el suelo y el agua, esta contaminación es prolongada en el tiempo, ya que la vida media de los productos de construcción de PVC es de 5 a 30 años. En los incineradores, al quemarse los residuos, el cloro contenido se transforma en ácido clorhídrico, gas éste sumamente corrosivo, que produce graves daños materiales y humanos; en dioxinas y en otras sustancias organocloradas.
Durante un incendio todos estos gases son vertidos a la atmósfera y como el ácido clorhídrico también reacciona con los aditivos que contiene el PVC, aumenta el volumen de humos tóxicos. Las cenizas y escombros de un siniestro quedan contaminados con dioxinas.
En Alemania existen fábricas de reciclaje de ventanas ya usadas, pero según investigaciones de Greenpeace, solamente se recicla un 2% de los residuos de construcción. Por otra parte, según este informe, las ventanas incorporarían sólo un 30% a 50% de material reciclado, ya que la calidad de éste último es muy baja. O sea que siempre se utilizará material virgen, que luego se convertirá en residuo y deberá ser eliminado.
El PVC resulta, en el momento de adquirirlo, más barato que los productos alternativos. Pero sus desventajas ambientales, técnicas y su menor duración hacen que los materiales alternativos resulten más económicos mediano plazo.