Que tipo de agua deberíamos beber en nuestras casas?
Lo realmente importante del agua potable no es su contenido de nutrientes minerales, lo realmente importante son sus propiedades eléctricas.
El Dr. Henri Schroeder, especialista mundial en cuanto a minerales afirma que no podemos asimilar a lo sumo más que un 1% de los minerales contenidos en el agua, y que los minerales inasimilables colapsan nuestro organismo, hechos confirmados por el Dr. Degrez según el cual el calcio del agua no puede ser absorbido por el intestino.
Estas investigaciones científicas están confirmadas empíricamente. En las regiones dónde el agua del grifo es muy calcáreo, numerosas personas sufren de desmineralización y descalcificación.
Con todo, la mayoría de la gente piensan que todos los minerales cualesquiera que sea sus orígenes son buenos para la salud, lo que no es en absoluto cierto, he aquí el porqué:
En biología, existen dos grandes clasificaciones de los seres vivos:
1. Los autótrofos (plantas, microorganismos) que solamente ellos tienen la posibilidad de asimilar directamente los minerales.
2. Los heterótrofos (hombre, animal) son incapaces de asimilar directamente los minerales si no están transformados previamente por las plantas, las verduras, de carácter autótrofo.
Las propiedades de los cuerpos depende no sólo de la naturaleza de los átomos que forman la molécula, sino también de la disposición de estos átomos en la constitución del mismo, es decir, de la estructura molécular. Esta diferencia se pone en evidencia por su reacción sobre la luz polarizada.
Los minerales organicos son dotados de una estructura molécular diseminada y dependiente de la polarización de la luz. Se dice que son activos. Los minerales inorganicos del agua tienen una estructura molécular sintetizada, no afectada por la polarización de la luz y es inactiva, inerte.
Así, el ser humano solo puede asimilar minerales orgánicos, como el calcio de la leche o el potasio de los platanos, etc.
El mineral contenido en las aguas no es pues asimilable absolutamente por nuestro organismo y no hace más que colapsarlo, contribuyendo así, como lo tiene demostrado el Premio Nobel WALBURG, a la aparición del cáncer, por perturbación de la presión osmótica extra-celular.
El Dr. DAMOOR demostró en 1917 que: un riñón con agua mineralizada el riñón se infla y la membrana renal que permite la eliminación de las toxinas se cierra. En cambio si a continuación se dota al riñón de agua pura, el riñón se deshincha y la membrana renal se abre.
El agua ideal, excepto el agua de los lagos y estanques que no consumimos, es la que esta en estado normal en la naturaleza, es la que esta en movimiento.
Esta, en los remolinos creados por la naturaleza condiciona su estructura y sus distintos potenciales. Pierde sus propiedades vitales muy rápidamente si pasa al estancamiento reduciendo la resistencia, el tratamiento químico favorece la alcalinidad y la oxidación, etc., aparte de las aguas de manantial perfectas, es posible obtener un agua buena asociando dos técnicas: la filtración por osmosis y posterior revitalización. Se filtra el agua por ósmosis invertida, luego hay que volver a dar al agua su estructura vitalizada por algún método (a remolinos, a ondas de forma, etc.).
Lo realmente importante del agua potable no es su contenido de nutrientes minerales (el 99% de ellos inasimilables por el organismo), lo realmente importante son sus propiedades eléctricas.
Un agua pura desmineralizada posee una elevada resistencia eléctrica y en consecuencia una escasa eliminación renal, aumentando el riesgo de aparición de cálculos renales. A la inversa, una fuerte concentración de minerales en las orinas lleva el riesgo de calcificación. Lo ideal es respetar la ley del equilibrio buscando el punto medio. Se suele utilizar un parámetro para controlar la concentración en minerales de una solución, la resistencia eléctrica rô (factor dieléctrico) que define la resistencia de una solución al paso de una corriente eléctrica. Algunos dicen que debe tener un valor superior a 6.000 ohms, pero unos estudios tienen demostrado que la resistividad del agua debe ser de 8.000 ohmios como mínimo para garantizar un buen funcionamiento de los riñones. La resistividad de muchas aguas del grifo no llega a los 2.000 ohmios, la de la mayoría de las aguas minerales embotelladas están entre 500 y 5.000 ohmios debido a un fuerte contenido en minerales inasimilables por el organismo, estando muy oxidadas a causa del largo tiempo entre el embotellado y el consumo. El agua pierde su estado natural en el mismo momento en que se retiene en un sitio.
El rh2 del agua debe situarse como mínimo entre 25 y 28 rho. El rh2 (potencial electrónico) indica, para un pH dado, el estado de oxidación o de reducción de la solución en cuestión. Eso representa su carga en electrones. Una solución que gana electrones se reduce, una solución que pierde electrones se oxida. El rh2 oscila entre 0 y 42, de 0 a 28 la solución es oxidante y de 28 a 42 es reductora. El coeficiente rh2 ideal para la sangre es 21, para el agua de grifo es de 30 y para las aguas embotelladas varía de 25 a 30, por el largo tiempo entre el embotellado y el consumo.
El agua de lluvia estancada y expuesta al sol se vuelve ácida y se oxida, predispone a las micosis u otras enfermedades.
Un agua alcalina y oxidada como consecuencia de tratamientos con cloro o el ozono esta libre de los microbios pero favorece la proliferación de los virus.
El agua purificada por ósmosis inversa (ver imagen) tiene características bio-electrónicas perfectas para la salud, tiene un pH de 6,7 es pues ligeramente ácida, es reductora o antioxidante, y su gran pureza le confiere una alta resistividad entre 20.000 y 30.000 ohmios, factor dieléctrico que permite un perfecto funcionamiento renal. Casualmente los riñones también utilizan de forma natural el principio de la osmosis y la osmosis inversa para purificar la sangre. Los aparatos de hemodiálisis para los enfermos del riñón son parecidos a las depuradoras de osmosis. El oxigeno de los pulmones también pasa a la sangre por este mismo fenómeno y las plantas bombean el agua del suelo por osmosis permitiendo así la fotosíntesis.
Lo ideal es que la resistividad no baje de los 8.000 Ohm/cm pero la mayoría del agua de nuestras ciudades no sobrepasa los 2.000 Ohm/cm. Esto se puede medir con unos sencillos aparatos que miden parámetros como el pH, temperatura, salinidad y la conductividad eléctrica.
redactado por Igor Leibar