El monumento ibérico de Pozo Moro (Chinchilla de Montearagón, Albacete), es único en su género, descubierto en el año 1971, es una de las referencias para comprender el origen y religión antigua de la cultura ibérica. A mi entender este monumento esconde algo más..algo importante, que la devoción por los clásicos griegos y romanos no deja ver a los arqueólogos.

Su emplazamiento original era un montículo entre pequeños cerros, al sur de Chinchilla de Montearagon, antes de llegar a Pozo Cañada. Sus 10 m de altura sería muy visible en este lugar. La torre se desplomó relativamente pronto y sus sillares fueron reutilizados en sepulturas cercanas. Actualmente, se expone una reconstrucción de 1980 que está siendo revisada en el MAN y otra en el mirador noroeste de Cinchilla.

Con forma de torre, esta decorada con esculturas y relieves. Se eleva sobre un basamento escalonado y estuvo rematado por una cúspide piramidal. Constaba de dos cuerpos separados entre sí por molduras y, aunque las propuestas de reconstrucción del segundo cuerpo superior son meramente hipotéticas, se sabe que a él corresponderían varias esculturas de leones y altorrelieves hallados en las cercanías.

Este monumento se hallaba situado en el centro del recinto, delimitado por un muro de adobes cuyo perímetro recuerda la forma de una “piel de toro extendida”, dotada de una profunda carga simbólica púnica. La leyenda fundacional de Cartago indica que los indígenas norteafricanos cedieron a los fenicios una superficie tal que pudiera ocupase por una piel de toro, así la leyenda cuenta que la diosa-sacerdotisa corto la piel en finísimas tiras de aquella piel de toro.

El suelo del recinto sagrado ocupaba unos 188 m², entre el muro y el monumento, estaba decorado con un “empedrado” de pequeños guijarros de color blanco, al igual que la parte exterior del muro. El recinto contaba con una única entrada y salida, en el muro de adobes, situada en su lado oeste, y era un pequeño vano de apenas 50 cm de ancho que obligaría a realizar el acceso de forma individual.

Tanto la forma del recinto, como la propia torre y las medidas empleadas en su construcción presentan evidentes influencias cartaginesas. Otro tanto puede decirse de sus esculturas y relieves decorativos.

Una tumba en memoria de un monarca ibero? O quizás un monarca Cartagines??

De la tumba se recuperaron un ajuar funerario compuesto por cerámicas griegas y objetos de bronce, plata y oro, mezclados con una gruesa capa de cenizas.

Estos materiales permitieron datar la construcción de la torre en torno a los inicios del s. V a.C. y ayudaron a interpretarlo como un monumento funerario sobre la tumba de un importante personaje ibérico, probablemente un monarca. Pero las joyas pueden ser anteriores al monumento, y un par de siglos de error pueden dar interpretaciones erróneas.

Sin embargo, también se ha considerado la posibilidad de que fuera un monumento conmemorativo.

El conjunto funerario está decorado con una elaborada iconografía, en el que aparecen representadas divinidades, seres infernales, y mitos orientales. Resaltan el carácter excepcional del difunto, en honor del cual se erigió el monumento.

Una figura femenina con las alas desplegadas y sentada sobre una silla de tijera como en el mosaico de Iniesta. El rostro femenino, con un característico peinado egipcio se identifica como Tanit púnica o Astarté fenicia, diosas de la naturaleza, de la fertilidad y de la sexualidad, con poderes funerarios y regeneradora. Dispuesta para el vuelo, con sus alas de plumas de buitre, sostiene dos enormes flores de loto, símbolos de fecundidad y renacimiento. Sobre su ala derecha se representa el cuerpo de un gallo, animal relacionado también con el mundo funerario, siendo el guía del espíritu del difunto al más allá.

  (Monumento funerario de Cartago, barco y gallo en lo alto.)

Por el lado norte, se observa una figura humana masculina que avanza portando un árbol cuyas ramas finalizan en flores de loto: el árbol de la vida. Frente a esta figura y a sus espaldas se ven monstruos que dificultan su avance. Representación del mito oriental de la búsqueda de la vida eterna mediante la hazaña del robo o apropiación del árbol de la vida, defendido por animales monstruosos.

La eterna búsqueda de la inmortalidad, en este caso, el personaje principal podría ser el dios fenicio Melqart, con el que se identifica al difunto.

En la parte este una escena de banquete: personajes monstruosos portando ofrendas desfilan hacia una figura sedente con dos cabezas; este ser bicéfalo, identificado como el dios fenicio de los infiernos Nergal, sostiene en una mano un cuenco con una figura humana descuartizada y en la otra, la pata de un jabalí. Frente a él, un sirviente le ofrece otro cuenco de bebida y un segundo sirviente procede a descuartizar y guisar en un caldero otra figura humana. Se trata de ideas funerarias de inmortalidad, según las cuales el difunto, será ingerido por el dios de los infiernos y le otorgara la inmortalidad. Rito de paso, el dios juzga su alma y le permite acceder a la esfera de los dioses.

En parte sur no permite una interpretación definitiva debido a su estado de fragmentación. Una figura masculina de guerrero con escudo, lanza y casco con penacho.

En el relieve central, se aprecia una escena sexual de unión carnal entre un personaje masculino y otro femenino. Se ha querido ver en esta representación la unión del difunto con la diosa, como culminación y recompensa a sus hazañas.

El monumento consta también de otros relieves, como un jabalí bifronte que ataca a sendas figuras humanas suplicantes cuya parte inferior del cuerpo es serpentiforme y cuya interpretación sería probablemente de carácter también funerario, el jabalí se torna protector de cuerpo difunto acabando con los gusanos que devoran la carne.

Completan la decoración con tallas de manos como las lapidas cartaginesas en representación del dios Ball (dueño y señor), a modo de elementos protectores del edificio, paneles decorativos con motivos geométricos y otras esculturas, como los cuatro leones de actitud amenazante sobre los que se alza el cuerpo principal de la torre y que parecen tener también un carácter protector.

Otro aspecto resaltable es la orientación de las tumbas, que en la necrópolis de Pozo Moro, se mantiene incólume SE-NO. Resulta frecuente que las tumbas de las necrópolis ibéricas tiendan a orientarse en una misma dirección (aunque en las necrópolis albaceteñas lo más habitual parece ser la orientación hacia los puntos cardinales, como en Los Villares, El Salobral o Llano de la Consolación), si bien en ninguna otra encontramos tal grado de exactitud.

Bajo este monumento estaba enterrado un varón de aproximadamente 50 años, algo solo posible en aquella época perteneciendo a la elite, siendo el promedio de vida los 35 años. Quizás no seamos capaces de ver tal envergadura de este monumento funerario de hace 2200/2500 años. A mi entender solo al alcance de un Rey o Emperador, y visto la decoración, posiblemente de origen cartaginés. Curiosamente, creo intuir el posible emparejamiento con los artículos del cercano Salobral, donde hallaron dos esfigies aladas y una lapida con inscripciones.

Tal vez la leyenda de Peñas de San Pedro (Albacete), la cual cuenta que en su castillo está enterrado Asdrúbal no sea tan leyenda. Su suegro Amilcar (padre de Anibal) murio en edad avanzada aproximadamente con unos 50 años, y muy cerca, en Elche de la Sierra mientras atravesaba el rio Segura, quien sabe si...tal vez este Pozo del Moro sea la Tumba del Cartagines.