La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha definido como un conjunto de enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire en estos espacios cerrados. El Síndrome del Edificio Enfermo (SEE) fue reconocido como enfermedad por la OMS en 1982, comprendiendo los edificios en los que un porcentaje de más del 20% de personas experimentan efectos agudos sobre la salud y el bienestar.
La OMS define al SEE como: conjunto de síntomas diversos que presentan los individuos en estos edificios y que no suelen ir acompañados de ninguna lesión orgánica o signo físico, diagnosticándose, a menudo, por exclusión. Y es un conjunto de síntomas que padecen algunos individuos que habitan o trabajan en un mismo edificio, y que remiten cuando lo abandonan.
Se estima que hasta un 30% de los edificios de nueva construcción y de los edificios rehabilitados, presentan problemas que corresponden al llamado Síndrome del Edificio Enfermo (SEE).
Es un conjunto de molestias y enfermedades originadas en la mala ventilación, la descompensación de temperaturas, las cargas iónicas y electromagnéticas, las partículas en suspensión, los gases y vapores de origen químico y los bioaerosoles, entre otros agentes causales identificados.
El tipo de malestares que producen y estimulan estas situaciones es variado: jaquecas, náuseas, mareos, resfriados persistentes, irritaciones de las vías respiratorias, piel y ojos, etc. Entre estos malestares, las alergias ocupan un papel importante.
En 1968, 144 personas del edificio de la Sanidad en Pontiac, Michigan, EE.UU., contrajeron una enfermedad con dolores de cabeza, fiebre y dolores musculares, que se denominó «fiebre de Pontiac». En 1976, en un hotel de Filadelfia, durante una convención de antiguos legionarios, se vieron afectados por una bacteria, que se identificó como Legionella Pneumophila, cultivada y difundida por el aire acondicionado, que llevó a la tumba a 29 de los asistentes. Actualmente la tal bacteria y por las mismas causas, ataca anualmente de 25 a 45.000 personas, sólo en EE.UU.
Los factores que contribuyen al Síndrome del Edificio Enfermo se relacionan al diseño del ambiente construido, y puede incluir combinaciones de algunos o a todas las siguientes causas:
Interior polución del aire
Perfumes artificiales
Pobre o inapropiada e incluso excesiva iluminación (incluyendo ausencia de o solo limitados accesos a la luz natural).La excesiva iluminación genera reflejos en las pantallas de trabajo de los puestos administrativos.
Pobre calentamiento o enfriamiento de las estancias y / o ventilación
Mal posicionamiento de los sistemas de calefacción y aire acondicionado
Mala acústica
Pobres diseños de muebles y equipos (e.g. monitores de Pcs, fotocopiadoras, etc.).
Pobre ergonomía.
Contaminación química.
Contaminación biológica.
IMPACTO ECONÓMICO EN OFICINAS
En un "edificio enfermo", los síntomas pueden incluir altos niveles de empleados enfermos o absentismo, baja productividad, baja satisfacción laboral y alta rotación de empleados. Respirar un aire limpio es rentable, dejando a un lado los efectos sobre la salud, una adecuada calidad del aire interior influirá de manera directa sobre la cuenta de resultados de una compañía. En Estados Unidos se ha cifrado el impacto económico, derivado por una inadecuada calidad de aire interior, en 250.000.000.000 €.
El impacto económico lo podemos desglosar en dos aspectos principales. Por un lado cabe destacar la pérdida de productividad en la masa salarial provocada por un edificio enfermo. La productividad se ve afectada en un porcentaje puede variar entre 1,5% - 15%.
Por otro lado se debe considerar el absentismo laboral provocado por enfermedades respiratorias o enfermedades agravadas por factores respiratorios. Entre estas, las de mayor incidencia, a destacar son enfermedades cíclicas como la gripe y alergias. Una adecuada gestión de la calidad de aire Interior se ha comprobado que reduce el absentismo laboral entre el 26 % y el 76%.